Los seres humanos nacemos con poderosos mecanismos genéticos que nos predisponen para adquirir lenguas. Para que los niños sean capaces de activar este mecanismo tienen que estar expuestos a la interacción social, antes que nada, el lenguaje es un sistema de símbolos que tiene una función cultural y evolutiva y que permite la comunicación entre las personas.
La premisa es que niñas y niños deseen comunicarse con su entorno, solo así serán capaces de:
a) identificar y extraer las palabras de un flujo de sonido
b) reconocer las reglas de la gramática que organizan las palabras
c) emplear las diferentes sutilezas de su lengua adecuadas a los diversos contextos comunicativos.
Las primeras interacciones entre los bebés y sus cuidadores se llaman sintonizaciones afectivas y son las bases de los fundamentos del lenguaje. Los llantos, ruiditos o grititos son comunicaciones de los bebés con su entorno.
Entonces durante el proceso de adquisición del habla se aprenden saberes lingüísticos, idiomáticos y culturales que son los que nos permiten tanto comunicarnos como “hacer y lograr cosas” con nuestras lenguas”. Éstos pueden ser únicos o múltiples si el niño crece en un entorno rodeado de más de una lengua.
Etapas en la adquisición del habla
Antes de producir sus primeras palabras los niños ya han activado los mecanismos de adquisición de la lengua. La primera tarea a la que se enfrentan los bebés consiste en identificar unidades de significado en el flujo de sonidos que percibe.
Durante los primeros meses de vida nacemos con la capacidad de reconocer sonidos de todas las lenguas, pero esta capacidad se pierde progresivamente a causa de una reorganización perceptiva para permitir la concentración de la atención a la lengua o lenguas del entorno.
- Hacia los seis meses: balbuceo en forma de consonantes y vocales que representan los sonidos de todas las lenguas existentes. Las capacidades perceptivas en el reconocimiento de los sonidos de las lenguas del entorno se especializan en esta etapa.
- Hacia los 8 o 10 meses de edad: las y los bebés muestran que pueden comprender. Esta capacidad aparece mucho antes que la producción.
- Entre los 11 y los 13 meses los bebés pronuncias las primeras palabras reconocibles, aunque continúan con el balbuceo.
- Entre los 18 y 24 meses: las niñas y niños saben alrededor de 50 palabras que pueden pronunciar bien o son reconocidas por sus cuidadores. Aquí finaliza la primera etapa de adquisición de léxico
- Alrededor de los 24 meses: se sucede la explosión léxica, periodo en el cual los niños comienzan a realizar asociaciones de dos palabras y el proceso de adquisición se acelera.
- En este momento se descubren el vínculo existente entre la forma sonora y los referentes de las palabras. Nuestras hijas e hijos aprenden que el lenguaje sirva para nombrar lo que forma parte de nuestra realidad y de nuestra imaginación.
- En este momento comienza también la adquisición de las reglas que rigen la combinación de las palabras, la sintaxis. Esto se realiza analizando las regularidades de las estructuras que los niños oyen y de esta manera construyen su propia gramática a base de prueba y error.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a desarrollar el habla?
Hay dos factores determinantes en esta primera etapa del desarrollo lingüístico:
- El establecimiento del vínculo afectivo en la relación con nuestros hijos que se realiza también a través del lenguaje.
- La calidad de input lingüístico que ofrecemos a nuestros niños.
Algunas ideas para estimular el desarrollo del lenguaje:
- Apoyar con nuestras palabras y explicaciones los rituales que vamos estableciendo con nuestros bebés: las comidas, la ducha, el cambio de pañal y de ropa, los momentos de juego.
- Exponer a los bebés a situaciones comunicativas distintas.
- Ante los errores proponer una respuesta con el modelo de lenguaje correcto.
- Utilizar libros y álbumes ilustrados para familiarizar a nuestras hijas e hijos con las letras, palabras y cifras.
- Ofrecer momentos de lectura. A los chicos les encanta repetir los cuentos y las historias porque esto les permite fijar las estructuras aprendidas y al mismo tiempo trabajar la emocionalidad en un ámbito seguro
Pero lo más importante en todo momento es, sin dudas, la relación que vamos construyendo con nuestras hijas e hijos. Lo que mueve a los niños a aprender una lengua es, ante todo, el deseo de comunicarse con los miembros de su familia y junto con ellos construir el mundo que los rodea.
¡Gracias por translenguar conmigo!
Amalia
Siempre curiosa y apasionada por el mundo de las letras y de las lenguas hago de mi vida mi trabajo y mi pasión. También viceversa.